Las tarjetas inteligentes dan pequeños pasos en el sector de la salud
12 January, 2009
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Las credenciales tienen la capacidad de resolver algunos de los mayores problemas de la industria.
Imagine tratar de encontrar la historia clínica de un paciente llamado Juan González en un hospital en plena ciudad de Nueva York y no tener más información que su nombre. No es fácil.
Este era sólo uno de los retos que enfrentaba el Centro Médico Mount Sinai y su hospital afiliado en Nueva York, afirma Paul Contino, vicepresidente de TI del centro. Tratar de encontrar la historia clínica que le corresponde al paciente es un paso esencial. El hecho de poder averiguar sobre enfermedades y tratamientos anteriores puede afectar la manera de tratar al paciente y marcar, literalmente, la diferencia entre la vida y la muerte.
Las tarjetas inteligentes pueden ayudar a resolver este problema, junto a otros que afectan el sistema de salud. Mount Sinai fue uno de los primeros proveedores de servicios médicos en adoptar esta tecnología en Estados Unidos y cuenta con un agresivo proyecto en gestación que emitirá en su momento 100,000 tarjetas inteligentes para los pacientes de Nueva York.
Contino explica que todo surgió en 2004 con el afiliado de Sinai, Elmhurst Hospital Center, el cual empezó a emitir tarjetas de contacto de 14 kilobytes a los pacientes que visitaban la clínica. El chip tiene un pequeño archivo de texto que contiene una porción de la historia clínica del paciente.
El programa tiene éxito porque el 96% de los pacientes que regresan a la clínica tendrán sus tarjetas y, por lo tanto, estarán bien identificados, asegura Contino.
Pero la tarjetas sólo contiene datos de Elmhurst, si el paciente vio a algún otro especialista, la información no se refleja en la tarjeta, explica. “No existía la capacidad de mostrar resultados de otras instituciones”.
Elmhurst, Sinai y otras ocho instituciones con sede en Nueva York decidieron crear un sistema que pudiera ser utilizado por todos los hospitales y clínicas, agrega Contino. Las instituciones normalizarían su tecnología y modelo de datos y emitirían tarjetas que contengan parte de la historia clínica de los pacientes, así como información demográfica y del seguro médico.
En lugar de almacenar la historia clínica completa en la tarjeta, se decidió que sólo un fragmento sería mejor, alega Contino. La actividad médica y los resultados de laboratorios más recientes estarán en la tarjeta junto a la actual medicación, alergias y una lista general de problemas. No era práctico darle a los médicos la historia completa en la tarjeta, ya que no tendrían tiempo para revisarlo todo. “Les ofrece hasta tres páginas con la información médica más importante, un resumen actualizado”, añade.
El modelo para la tarjeta fue creado a partir de una tarjeta de emergencias. Los clínicos decidieron que era importante que un doctor tuviera disponible la información más reciente en caso de que un paciente fuera traído a la sala de emergencias, continúa Contino.
Los médicos de emergencias tenían otra solicitud, un ecocardiograma basal reciente. Contino dice que pudieron comprimir la imagen del EKG para almacenarla en la tarjeta de 64K sin problema alguno.
Las tarjetas son emitidas en los hospitales. Antes de que el paciente reciba la tarjeta, se realiza una verificación de identidad. “Tienen que presentar otra identificación e información del seguro”, afirma. La tarjeta también incluye una foto del paciente y un número de registro médico.
Tres hospitales ya comenzaron a emitirla, confirma Contino. Él estima que cerca de 5,000 tarjetas han sido emitidas hasta la fecha y cada una de las 10 instituciones emitirá 10,000 tarjetas.
La tecnología de la identidad es esencial para muchas de las necesidades relacionadas con la salud
Contino afirma que las tarjetas inteligentes están aún emergiendo en el mercado de la salud, pero pueden ofrecer la solución de un gran problema. “Vemos una oportunidad real de mejorar la identificación del paciente”, asegura. “Necesitas identificar al paciente de forma rápida y efectiva”.
La correcta identificación de un paciente conlleva a que el personal administrativo tenga la información correcta, lo cual puede después influir en los reclamos relativos al seguro y la cantidad de dinero que entra al hospital, agrega Contino. Ser capaces de identificar con precisión al paciente significa también ser capaces de cobrarle adecuadamente al paciente y a la compañía de seguro.
Las tarjetas inteligentes pueden disminuir además la posibilidad de registros duplicados, un problema de gran costo para el hospital, sostiene Contino. “La mayoría de los hospitales tiene su índice de duplicado de registros, ya sea un 2% o un 15%’, añade.
Mount Sinai ha gastado millones de dólares durante los últimos seis años para limpiar todos los registros médicos duplicados y mixtos. Comparado con un gasto de $4 o $7 por tarjeta, puede ser una ganga a largo plazo. “Estamos invirtiendo dinero en tarjetas inteligentes para no tener que hacer registros masivos de duplicados”, afirma.
Además, puede haber otras aplicaciones para las tarjetas en el futuro. Las organizaciones de la salud están comenzando a invertir en organizaciones regionales de información sobre la salud (RHIOs, por sus siglas en inglés), las cuales le permitirán a las partes implicadas compartir las historias clínicas cuando sea necesario.
Parte del problema con las RHIOs ha sido la identificación de los pacientes. La tarjeta inteligente puede funcionar como un token seguro para identificar a la persona, alega Contino. “En lugar de hacer un cálculo probabilístico, se puede mejorar la posibilidad de coincidencia usando las tarjetas inteligentes”, sugiere.
Randy Vanderhoof, director ejecutivo de Smart Card Alliance, dice que las organizaciones está trabajando en los estándares para normalizar también esta información, lo cual puede acelerar la adopción de las tarjetas inteligentes en las ramas relacionadas con la salud. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos está trabajando con el objetivo de crear estándares interoperables para las historias clínicas electrónicas.
La posibilidad de que los consumidores puedan llevar consigo una historia clínica personal se está haciendo popular mientras compañías como Google y Microsoft empiezan a entrar en el campo y a ofrecer diferentes productos a los consumidores, explica Vanderhoof . “El río ya empieza a sonar”, sostiene. “Los consumidores se están dando cuenta de que poner la información en una historia clínica personal tiene cierto valor”.